Todavía hoy día existen muchas actitudes dañinas y malentendidos en torno a las enfermedades mentales, lo que puede hacer que las personas ignoren su salud mental, y alimenten el estigma que obstaculiza la búsqueda de ayuda profesional.

1 en 5 adultos en los Estados Unidos va a padecer en algún momento de su vida de un problema de salud mental. Una mala salud mental aumenta el riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades del Corazón, y Cáncer.

Las enfermedades de salud mental son causadas por una serie de factores que incluyen los biológicos, eventos de vida estresantes o traumáticos y condiciones de salud duraderas, como enfermedades cardíacas o cáncer.

Los problemas de salud mental son tratables; estudios Investigativos señalan que las personas con salud mental si pueden mejorar y muchos recuperarse completamente.

Si conoce a alguien con problemas de salud mental, puede ayudarlo comunicándose e informándole que hay ayuda disponible, ayudándolo a acceder a los servicios de ayuda profesional y aprendiendo sobre la salud mental.

Reference 

Youth Risk Behavior Survey Data Summary & Trends Report: 2009–2019

Un trastorno mental se define como una alteración clínicamente significativa en la cognición, la regulación emocional o el comportamiento de un individuo. Por lo general, se asocia con angustia o un deterioro en áreas importantes del funcionamiento. Los trastornos mentales también pueden denominarse afecciones de salud mental. Este último es un término más amplio que abarca los trastornos mentales, las discapacidades psicosociales y (otros) estados mentales asociados con angustia significativa, deterioro del funcionamiento o riesgo de autolesión.

Hay muchos tipos diferentes de trastornos mentales; algunos de los más comunes son la depresión, y la ansiedad.  Se estima que cerca de 1 de cada 6 adultos tendrá depresión en algún momento de su vida. La depresión afecta al año a unos 16 millones de adultos en los EE. UU.  Cualquier persona se puede deprimir, y la depresión puede ocurrir a cualquier edad y no discrimina a grupos socioeconomicos.

Muchas personas que sufren de depresión también tienen otras afecciones mentales. Los trastornos de ansiedad con frecuencia van de la mano de la depresión. Las personas con trastornos de ansiedad experimentan sentimientos intensos e incontrolables de ansiedad, temor, preocupación o pánico. Estos sentimientos pueden interferir con las actividades diarias y pueden durar por bastante tiempo.

Referencias 

Charlson, F., van Ommeren, M., Flaxman, A., Cornett, J., Whiteford, H., & Saxena, S. New WHO prevalence estimates of mental disorders in conflict settings: a systematic review and meta-analysis. Lancet. 2019;394,240–248.

El suicidio presenta un desafío importante para la salud pública en los Estados Unidos y en todo el mundo. En la última década, las tasas de suicidio han seguido aumentando, siendo la segunda causa de muerte entre jóvenes de 10 a 14 años en edad de escuela secundaria (CDC, 2022).

El suicidio se asocia con varios factores de riesgo y protección. El suicidio, como otros comportamientos humanos, no tiene una única causa determinante, más bien puede ser en respuesta a múltiples influencias como las biológicas, psicológicas, interpersonales, ambientales y sociales que interactúan entre sí, a menudo durante un periodo de tiempo. 

Factores de riesgo 

• Nivel individual: antecedentes de depresión y otras enfermedades mentales, desesperanza, abuso de sustancias, ciertas condiciones de salud, intento de suicidio previo, victimización y perpetración de violencia, y determinantes genéticos y biológicos.
• Nivel de relación: alto conflicto o relaciones violentas, sensación de aislamiento y falta de apoyo social, antecedentes familiares/de un ser querido de suicidio, estrés financiero y laboral.
• Nivel comunitario: conexión comunitaria inadecuada, barreras a la atención médica (por ejemplo, falta de acceso a profesionales y medicamentos).
• Nivel social: disponibilidad de medios letales para el suicidio, representaciones inapropiadas del suicidio en los medios de comunicación, estigma asociado con la búsqueda de ayuda y enfermedades mentales.

Factores de Protección

Los factores de protección, o aquellas influencias que amortiguan el riesgo de suicidio, incluyen: habilidades efectivas para afrontar y resolver problemas, objeciones morales al suicidio, relaciones sólidas y de apoyo con parejas, amigos y familiares; conexión con la escuela, la comunidad y otras instituciones sociales; disponibilidad de atención de salud física y mental continua y de calidad, y acceso reducido a medios letales.

La adolescencia es un período crucial para el desarrollo de hábitos sociales y emocionales importantes para el bienestar mental. Algunos de estos son: la adopción de patrones de sueño saludables; hacer ejercicio regularmente; desarrollar habilidades para mantener relaciones interpersonales; hacer frente a situaciones difíciles y resolver problemas, y aprender a gestionar las emociones. Es importante contar con un entorno favorable y de protección en la familia, la escuela y la comunidad en general.

Son muchos los factores que afectan a la salud mental. Cuantos más sean los factores de riesgo a los que están expuestos los adolescentes, mayores serán los efectos que puedan tener para su salud mental. Algunos de estos factores que pueden contribuir al estrés durante la adolescencia son la exposición a la adversidad, la presión social de sus compañeros y la exploración de su propia identidad. La influencia de los medios de comunicación y la imposición de normas de género pueden exacerbar la discrepancia entre la realidad que vive el adolescente y sus percepciones o aspiraciones de cara al futuro. Otros determinantes importantes de la salud mental de los adolescentes son la calidad de su vida doméstica y las relaciones con sus compañeros. La violencia (en particular la violencia sexual y la intimidación), una educación muy severa por parte de los padres y problemas socioeconómicos y problemas graves de otra índole constituyen riesgos reconocidos para la salud mental.

Algunos adolescentes corren mayor riesgo de padecer trastornos de salud mental a causa de sus condiciones de vida o de una situación de estigmatización, discriminación, exclusión, o falta de acceso a servicios y apoyo de calidad. Entre ellos se encuentran los adolescentes que viven en lugares donde hay inestabilidad o se presta ayuda humanitaria; los que padecen enfermedades crónicas, trastornos del espectro autista, discapacidad intelectual u otras afecciones neurológicas; las embarazadas y los padres adolescentes o en matrimonios precoces o forzados; los huérfanos, y los que forman parte de minorías de perfil étnico o sexual, o de otros grupos discriminados.

Referencias

 Estimaciones Mundiales de Salud de la OMS 2019 (2020)